viernes, 27 de marzo de 2020

Educar en la responsabilidad


Hola familias, deseamos que todos estéis bien y con mucho ánimo y fuerza.De momento tendremos que seguir en casa, pero eso no quiere decir que no tengamos que llevar una rutina diaria y que nuestros hijos no tengan unas obligaciones y normas que cumplir. Es nuestro deber como padres educar a nuestros hijos en  responsabilidad .
La responsabilidad es asumir las consecuencias de nuestras  acciones y decisiones.
Se va adquiriendo por imitación del adulto y la aprobación social, que le sirve de refuerzo. No es una tarea fácil, los padres somos una gran influencia en el comportamiento de nuestros hijos, tanto en las conductas adecuadas como en las inadecuadas.

Con tres, cuatro años, van siendo capaces de controlarse y tener en orden sus cosas. Colaboran en guardar y recoger los juguetes. Pueden ayudar a poner la mesa. Se desvisten solos y se visten con ayuda. Aprenden a compartir las cosas y esperar su turno. Muestran interés creciente por jugar con otros niños.
Con cuatro, cinco años, suelen tener iniciativas responsables, como vestirse, recoger sus juguetes… Son bastante autónomos en la comida y  cuidado personal, se lavan, se calzan, se visten, van al baño solos. Aceptan los turnos en los juegos aunque no siempre los respetan, suelen relacionarse con dos, tres niños para jugar y entablar las primeras amistades.
Con cinco, seis años, les gusta ayudar, cumplir encargos y realizar tareas domésticas. Juegan en grupos de tres o más y siguen reglas sencillas. Intentan ser autónomos y pueden rebelarse frente a las presiones de los adultos en asuntos como disciplina, autoridad y normas sociales.

Con  6 y 7 años
Debemos dejarles que  preparen los materiales para realizar una actividad, la mochila o carpeta del cole… siempre con el control de un adulto para evitar olvidos.Tienen adquiridas las costumbres sociales del saludo, despedida, agradecimiento…Les gusta agradar a los que les rodean, tienen el deseo de ser buenos y cuando su conducta no es la adecuada, tienden a culpar a los demás. Van adquiriendo la noción de justicia  y comprenden  las normas mediante ejemplos concretos.

A los ocho años
Comienzan a adquirir autonomía personal y pueden controlar sus impulsos, en función de sus intenciones.. Se les pueden dar responsabilidades diarias, como preparar el desayuno, bañarse… Saben  cuándo y cómo deben obrar en situaciones habituales de su vida. Los padres, si queremos tener hijos autónomos, debemos tener hacia ellos una actitud que favorezca la iniciativa y mantenga la exigencia. Les atrae el juego colectivo y cooperan en grupo. Son  capaces de prever las consecuencias de sus actos.

Entre los nueve y once años
 Bastante autónomos en sus intenciones y, por lo tanto, en su responsabilidad.Suelen tener una organización propia para sus materiales, ropa,dinero...  Pueden encargarse de tareas doméstica y deben realizarlas con responsabilidad y cierta corrección. Les  gusta ser recompensados. Les gusta tomar decisiones y oponerse al adulto .
Se identifican con su grupo de amigos .Reconocen lo que hacen mal, pero siempre buscan excusas,. Les gusta que les dejen decidir por sí mismos , muestran resistencia a obedecer y les gusta  mandar a otros niños menores.
Con 11 y 12 años

La influencia de los amigos comienza a ser decisiva y su conducta estará influenciada en gran parte por el comportamiento que observan en sus amigos y amigas o compañeros de clase. Los hermanos y hermanas mayores tienen más influencia sobre ellos que los padres.
Aparece una etapa en la que la crítica suele ser muy frecuente y dirigida hacia sus padres y profesores; no les gusta que les traten de un modo autoritario, como a un niño; reclaman autonomía en todas sus decisiones, aunque no sean las más adecuadas. Su comportamiento  suele ser mejor fuera del entorno familiar. Tienen capacidad para valorar lo bueno o malo de sus acciones.

Orientaciones para educar en la responsabilidad:

  •  Establecer normas claras y bien definidas.
  • Reconocer y valorar el esfuerzo de nuestros hijos, no sólo el resultado final.
  •  Transmitir entusiasmo e implicación en sus asuntos e intereses.
  •  Comprender que deben desenvolverse solos ante las dificultades.
  • Escuchar con paciencia ,creando un clima de diálogo y confianza.
  • Considerar que vosotros, padre y madre, sois sus modelos de referencia.
  •  Favorecer la participación de vuestros hijos en la vida familiar, escuchar sus opiniones y valorar sus aportaciones.
  • Coherencia y acuerdo entre los padres.Los mensajes de actuación tanto del padre como la madre han de ser siempre los mismos.6

La responsabilidad genera respeto hacia los demás y  hacia uno mismo.

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