¿Cómo motivarlos?
1. Los horarios con tiempo libre
Durante el periodo escolar, muchos niños van a la escuela por la mañana. Hacen actividades físicas y extraescolares socializan y juegan con los compañeros y, cuando llegan a casa, hacen las tareas escolares. Se deben establecer hábitos y rutinas para que planifiquen el trabajo y hagan las actividades propuestas, reforzando así los aprendizajes escolares de la mañana. Después, es necesario destinar un tiempo del día para el paseo, el juego y la actividad física en los espacios exteriores. Leer, escribir, pintar, escuchar música, hacer tareas conjuntas o conectarse virtualmente con amigos y familiares. Esto es muy importante.
2. Cuidar la concentración de los niños con espacios fijos
En función de las posibilidades del domicilio y de cada familia, podemos controlar algunos aspectos que promuevan la concentración. Si intentamos que estudien en un espacio lo más aislado posible, con todo el material necesario, estaremos ayudando a reducir estímulos externos. Así evitaremos interferencias de otras personas, que tengan que levantarse para buscar material…
3. Seguir las cinco ‘C’
Para Adriana Ornellas, la clave para lograr la motivación de los niños es promover actividades de aprendizaje que incluyan las cinco ‘C’: contexto, creatividad, curiosidad, control y colaboración. La primera se refiere a conectar el aprendizaje con los conocimientos y las experiencias previas, articulando lo que se aprende con la realidad que se está viviendo; la creatividad se logra estimulando la resolución creativa de problemas reales y significativos; en cuanto a la curiosidad, se trata de procurar despertar el interés del estudiante por lo que está aprendiendo; el control se refiere a que los alumnos puedan influir en lo que aprenden y elegir cómo lo aprenden, y respecto a la colaboración, la idea es promover la interacción y el trabajo en equipo entre los estudiantes y las familias.
4. Los objetivos deben ser pequeños y concretos
Para fomentar la motivación de los niños, podemos concretar objetivos no demasiado ambiciosos. De esa forma, serán alcanzables “y ellos verán que van consiguiendo algo. Hacer lo contrario —es decir, marcarse metas muy ambiciosas— solo conseguirá frustrarlos. En la situación actual, la prioridad de nuestro cerebro es adaptarse y sobrevivir. Hay que darse cuenta de que los ritmos van a ser diferentes.
5. Siempre adaptarse al niño
Las necesidades, los intereses y las formas de aprender de cada niño son distintas, y tenerlo en cuenta es una ventaja a la hora de motivarlos. “No todos los niños tienen la misma capacidad de atención ni la ponen en práctica de la misma manera. Hay niños que en movimiento retienen más, otros lo hacen pintando, a algunos lo que les funciona es aprender a partir de enseñar a sus peluches o “trabajando” junto con sus padres. Con los descansos también hay que adaptarse a cada niño, ya que la capacidad de concentración varía”. Lo importante es que los padres se adapten a las necesidades de sus hijos.
6. No debe faltar la congruencia
Si todos en casa saben los horarios de los demás y se respetan, será más sencillo mantener un orden necesario tanto para el aprendizaje como para que, los padres puedan trabajar si lo hacen desde casa, o tengan su espacio de tiempo individual. De lo contrario, la situación puede desbordarnos. Es fundamental ser congruente con lo pactado. Al fin y al cabo, lo mejor que nos deja este confinamiento es la posibilidad de conectar con los niños y que sientan nuestra presencia, pero esta ha de ser de calidad.