Hola familias, deseamos que todos
estéis bien y con mucho ánimo y fuerza.De momento tendremos que seguir en casa,
pero eso no quiere decir que no tengamos que llevar una rutina diaria y que
nuestros hijos no tengan unas obligaciones y normas que cumplir. Es nuestro
deber como padres educar a nuestros hijos en responsabilidad .
La responsabilidad es asumir las consecuencias de
nuestras acciones y decisiones.
Se va
adquiriendo por imitación del adulto y la aprobación social, que le
sirve de refuerzo. No es una tarea fácil, los
padres somos una gran influencia en el comportamiento de nuestros hijos, tanto
en las conductas adecuadas como en las inadecuadas.
Con tres, cuatro años, van siendo capaces de
controlarse y tener en orden sus cosas. Colaboran en guardar y recoger los
juguetes. Pueden ayudar a poner la mesa. Se desvisten solos y se visten con
ayuda. Aprenden a compartir las cosas y esperar su turno. Muestran interés
creciente por jugar con otros niños.
Con cuatro, cinco años, suelen tener iniciativas
responsables, como vestirse, recoger sus juguetes… Son bastante
autónomos en la comida y cuidado personal, se lavan, se calzan, se
visten, van al baño solos. Aceptan los turnos en los juegos aunque no siempre
los respetan, suelen relacionarse con dos, tres niños para jugar y entablar las
primeras amistades.
Con cinco, seis años, les gusta ayudar,
cumplir encargos y realizar tareas domésticas. Juegan en grupos de tres o más y
siguen reglas sencillas. Intentan ser autónomos y pueden rebelarse frente a las
presiones de los adultos en asuntos como disciplina, autoridad y normas
sociales.
Con 6 y 7 años
Debemos
dejarles que preparen los materiales
para realizar una actividad, la mochila o carpeta del cole… siempre con el
control de un adulto para evitar olvidos.Tienen adquiridas las costumbres
sociales del saludo, despedida, agradecimiento…Les gusta agradar a los que les
rodean, tienen el deseo de ser buenos y cuando su conducta no es la adecuada,
tienden a culpar a los demás. Van adquiriendo la noción de justicia y comprenden
las normas mediante ejemplos concretos.
A los ocho años
Comienzan
a adquirir autonomía personal y pueden controlar sus impulsos, en función de
sus intenciones.. Se les pueden dar responsabilidades diarias, como preparar el
desayuno, bañarse… Saben cuándo y cómo
deben obrar en situaciones habituales de su vida. Los padres, si queremos tener
hijos autónomos, debemos tener hacia ellos una actitud que favorezca la
iniciativa y mantenga la exigencia. Les atrae el juego colectivo y cooperan en
grupo. Son capaces de prever las
consecuencias de sus actos.
Entre los nueve y once años
Bastante autónomos en sus intenciones y, por
lo tanto, en su responsabilidad.Suelen tener una organización propia para sus
materiales, ropa,dinero... Pueden
encargarse de tareas doméstica y deben realizarlas con responsabilidad y cierta
corrección. Les gusta ser recompensados.
Les gusta tomar decisiones y oponerse al adulto .
Se
identifican con su grupo de amigos .Reconocen lo que hacen mal, pero siempre buscan
excusas,. Les gusta que les dejen decidir por sí mismos , muestran resistencia
a obedecer y les gusta mandar a otros
niños menores.
Con 11
y 12 años
La
influencia de los amigos comienza a ser decisiva y su conducta estará
influenciada en gran parte por el comportamiento que observan en sus amigos y
amigas o compañeros de clase. Los hermanos y hermanas mayores tienen más
influencia sobre ellos que los padres.
Aparece
una etapa en la que la crítica suele ser muy frecuente y dirigida hacia sus
padres y profesores; no les gusta que les traten de un modo autoritario, como a
un niño; reclaman autonomía en todas sus decisiones, aunque no sean las más
adecuadas. Su comportamiento suele ser mejor
fuera del entorno familiar. Tienen capacidad para valorar lo bueno o malo de
sus acciones.
Orientaciones para educar en la responsabilidad:
- Establecer normas claras y bien definidas.
- Reconocer y valorar el esfuerzo de nuestros
hijos, no sólo el resultado final.
- Transmitir entusiasmo e implicación en sus
asuntos e intereses.
- Comprender que deben desenvolverse solos
ante las dificultades.
- Escuchar con paciencia ,creando un clima de diálogo y confianza.
- Considerar que vosotros, padre y madre, sois sus modelos de referencia.
- Favorecer la participación de vuestros
hijos en la vida familiar, escuchar sus opiniones y valorar sus aportaciones.
- Coherencia y acuerdo entre los padres.Los mensajes de actuación tanto
del padre como la madre han de ser siempre los mismos.6
La responsabilidad genera
respeto hacia los demás y hacia uno
mismo.